viernes, 4 de septiembre de 2020

Epílogo

septiembre 04, 2020 Posted by Don Dramas No comments

La vida es sufrimiento. 


No importa que desciciones tomemos, que caminos elijamos o donde y con quien estemos, vamos a sufrir. 


La felicidad es efímera. 


Pero también lo es el sufrimiento. 


Contigo no todo fue felicidad. 


Pero el dolor que haya podido sentir no se compara con las elevadas emociones que se fueron al cielo como humo blanco de un intenso incendio que nos consumía a ambos. 


Nunca olvidaré tus suaves labios, tu aliento sabor a café, tus manos entrelazadas con las mías y las caricias disimuladas entre miradas cómplices y enormes sonrisas. 


Nunca olvidaré tus anécdotas, la historia de tu familia, la sabiduría de las mujeres que te precedieron. 


La inteligencia de tu practicidad, el desenfado de tus actitudes, y tu hermoso porte entre zapatos altos y lentes oscuros.


Nunca olvidaré el aroma de tu piel, la que probé entre el murmullo de la noche que se levantaba siendo testigo por primera vez del amor que nos tenemos.


Mis brazos que se fundieron en ti, los deseos de absorber la existencia de uno hacia el otro, de derretirnos hasta formar la materia primogenia de la vida misma. 


No hay dolor ni sufrimiento que se pueda comparar con la sensación sublime de haber amado entre tus besos, en el suave cami o que recorrían tus dedos sobre la oscuridad de mi piel, como tanteando en el cielo nocturno para alcanzar a las estrellas. 


Esa es la clase de felicidad que hacen que valga la pena cada segundo de haber estado contigo. 

Eres toda tu mi más grande anhelo, no puede existir esa parte de ti que me hizo tan feliz sin que existiera esa otra parte que te hace más humana.

Si volviera a nacer volvería a encontrarte y volvería a repetirlo todo, son todo tu hermoso ser lleno de maravillas, de heridas y defectos. 

Y si así lo deseas, tal vez, algún día, no tenga que morir y nacer de nuevo para regresar a ese pequeño pedazo de firmamento que nos espera para acercarnos al infinito... 

Yo para ti, tu para mi, para el resto de la existencia. 


viernes, 13 de marzo de 2020

Viernes 13

marzo 13, 2020 Posted by Don Dramas No comments
Fue un viernes 13 de hace nueve años que comencé a escribirte.

Recuerdo que mis primeras líneas fueron sobre como me alejaba lentamente de ti, con la mirada al piso, pensando que todo se había acabado.

Le escribía a un final sin saber que era un principio.

Escribí, escribí mucho, escribí de todo lo que sentía y empezaste a entenderme mas que cuando estábamos juntos.

Los recuerdos son confusos, se que hubo intensidad, algunas risas y muchos silencios.

No decías mucho sobre lo que escribía, pero sé que fue importante para ti.

No recuerdo mucho sobre lo que escribía, pero sé que fue muy importante para mi.

Lo importante no es lo que escribí o lo que leíste, sino el impacto que causo en nuestras vidas, moldeándolas completamente en un mundo nuevo y diferente.

Lo importante es que nos quisimos a través de las letras perdidas.

Eran la base y el fundamento de lo que alguna vez fuimos, era el tenue hilo de las líneas que se extendían en ellas las que nos mantenían unidos.

El día que desaparecieron, desaparecí yo.

El día que reaparecieron me di cuenta de que solo podía escribir para ti.

Para tu mirada, para tu sonrisa, para tus alegrías, tus penas, tus enojos.

Son tuyas, por muy lindo y triste que eso sea.

Y estarán aquí el tiempo que el internet aguante.

La ultima vez se fueron por un berrinche infantil de mi yo aun adolescente disfrazado de señor joven.

Ahora mi alma empieza a hacerse vieja.

Ahora sé que cada momento plasmado aquí es la reseña del camino que fue definiendo nuestro cariño.

Te perdí cuando mas perdido estaba en ti.

Se acabó cuando ya me había rendido a tus pies, aceptando que no existe mas mujer para mí que la que está dentro de ti.

La única que conoce mis pecados, mis tristezas, mis locuras, mis dramas y es capaz de decirme “relájate”.

Parece una palabra simple pero en tus labios fue siempre un hechizo mágico que me hacía consciente de mi propia taruguez.

Ojalá te hubiera hecho caso mas veces de las que lo hice, hubiera disfrutado mas tiempo de tu dulce compañía.

Y ahora, nueve años después, te vuelvo a escribir un viernes 13.

No hay miradas al piso, ni despedidas fúnebres.

He aprendido que la vida es larga y cuando dos corazones se buscan terminan encontrándose.

Quizá haya perdido la inmediatez de tu presencia, el sonido tibio de tu voz cada mañana o el suave aliento de tus labios con sabor a te y café.

Pero no te he perdido a ti.

Una parte de ti sigue en mí, la que me ha hecho mejor persona.

Y la otra parte se que anda por ahí en algún lugar, tratando de seguir con su vida, intentando ignorar mi recuerdo.

Al final, no tener tus abrazos, duele.

No tener la piel de tus manos acariciando las mías, duele.

No tener tus besos cada mañana, duele.

Duele el sueño de una casa dentro de un árbol o una de campaña sobre un cajón del estacionamiento.

Duele la realidad.

Pero prefiero mil veces haberte conocido y haberte perdido que jamás haberte encontrado.

Deja de doler cuando sé que te enamoraste de mí.

Tú, una mujer que admiro, que respeto, que aprecio, adoro y que me encanta en cada una de las formas que puedan existir.

Tu sentido del humor, tu forma de pensar, hasta los ojitos que se cierran cuando ríes, como mueves tus hombros cuando te pones jocosa, como respiras cuando te emocionas, como cambian de posición tus lunares cuando curvas los labios para dar un beso.

Llegue a sentir la intensidad de tu vida latir sobre mi piel, cerca de mi corazón.

Pude sentir todo el amor que tenías por mí.
Lo recuerdo y la tibieza de tus gestos cubren mi cansado rostro y me hacen sonreír con la cara boba que siempre me hacías poner.

Aquel viernes 13 me fui pensando en todas las cosas que no te pude compartir.

Hoy, mientras la noche cae y nuestra luna se levanta, me quedo pensando en que te di todo hasta donde pude, no quedo nada de mí que me faltará por entregar.

Me conociste mejor que nadie en el mundo, te conocí mejor que nadie en el mundo.

Gracias por todo, corazón.

Sabes que te quiero hoy, mañana y siempre.

Sin importar si llegas a ser distante o cortante conmigo.

Te seguiré queriendo.

Siempre recordaré cuando fuiste tu para mí y yo para ti.

Seguimos siendo dos caras de la misma moneda.

"A mi me toca decirte que seré esa persona que siempre estará allí..." 






viernes, 14 de febrero de 2020

Por cada día que te tengo

febrero 14, 2020 Posted by Don Dramas No comments
Hoy observe caer el sol en el mar impasible de  esta, nuestra tierra.

Hoy lo vi caer nuevamente sin ti  a mi lado.

Puede parecer triste o melancólico, pero la realidad es que el día de hoy las musas me han sonreído, los planetas alineado y la luna escondida entre el cielo de la mañana me ha permitido estar contigo. Tocar tus manos, sentir tus dedos juguetear sobre los míos, intercambiar miradas cómplices, suspiros y carcajadas.

Hoy sonrío mas por la vida y todo gracias a ti.

Pero no es la fecha lo que hace el día de hoy tan especial.

No es febrero, no es el 14, ni si quiera que sea viernes.

Para nosotros cada día es una batalla por encontrarnos.

Cada día es una estrategia nueva que busco para sortear los mil peligros que la vida nos impone para no estar juntos.

La fecha ha sido casi una coincidencia entre la gran cantidad de encuentros y desencuentros a los que nos hemos enfrentado.

Para mi, todos los días son una oportunidad para enamorarte.

Para mi, todos los días son una oportunidad para encontrar algo nuevo de que enamorarme.

Nunca me fallas, nunca me decepcionas.

Estas ahí para mí, para llenar mi vida de hermosa locura.

Cuando estamos juntos creamos un nivel de atracción tan fuerte como un agujero negro, se dobla la realidad frente a nosotros y el tiempo y el espacio se hacen nada.

Hoy pude probar un poco de tus labios.

Hoy pude recordar un poco de lo que se siente sentir tu respiración acelerada junto a la mía.

Hoy descubrí que tu blusa anaranjada me recuerda cada atardecer que no he podido vivir junto contigo, que el olor de tu auto se me aparece en cada perfume que siento y que tus labios con sabor a café saben mucho a chocolate ferrero rocher.

Hoy sigo descubriendo cosas de que enamorarme.

Hoy sé que vivir ha valido la pena por encontrarte, por quererte, por poder incluso extrañarte.

¿Como fue que el destino te llevó hasta mí? Entre tantas y tantas formas de no conocernos pude conocerte.

Hoy la fecha no es lo importante, he tenido mi san valentin la noche que entre penumbras recibí un medio beso tuyo hace nueve años, lo tuve cuando nos abrazamos aquella noche en el estacionamiento y yo no tenía ni idea de que estaba abrazando a la mujer alcanzablemente inalcanzable que iba a adornar de color mi vida, lo tuve aquel día que volví a sentir tus labios en aquel parque hace casi un año, lo tuve cuando corrí kilómetros hacía ti, hacía tu pueblo solo para darte un abrazo y muchas felicitaciones.

Tuve mi san valentin aquella calurosa mañana en que fui a entregarte un libro y tu me entregaste por primera vez tu confianza, aquel día que sentí que empezabas a quererme como yo siempre quise que me quisieras.

Tengo mi san valentin cada día en que mis planes funcionan y puedo encontrarte y verte y respirar el mismo aire, y observar el mismo camino que se refleja en tus ojos y escuchar la misma música mientras platicamos.

Tengo mi san valentin cada día que te tengo.

Eres tu todo lo que necesito para hacer cada día especial.

Por cada día que te tengo es un te quiero que te llevas por las noches.

Por cada día que te tengo es una noche en la que se siembra una nueva semilla de amor y cariño y que crece con mas fuerza y emoción por las mañanas.

Hoy, esta noche, se acaba san valentin para la gran mayoría de las personas.

Para ti y para mí, es el ocaso de un viejo día que se muere, una luna que aun espera por vernos decir muy quedito y entre dientes: buenas noches corazón y dulces sueños.

Por cada día que te he tenido, por cada día que te tengo y por cada día que te tendré es un gracias por seguir aquí conmigo, pese a todo, pese al peligro, pese a la razón, pese a las circunstancias.

Gracias por seguir queriéndome y gracias por tanto cariño.

Por cada día que te tengo me duermo pensando: creo que estoy perdidamente enamorado.

viernes, 3 de enero de 2020

Cicatrices del alma

enero 03, 2020 Posted by Don Dramas No comments
-Te extraño, te dije.
-¿Por que me extrañas? me dijiste. ¿Si nos hemos estado escribiendo?

En ese instante comprendí que tu y yo ya estamos en diferentes páginas de nuestra historia.

Que yo sigo en las llamadas de las ocho y de la una, en las eternas pláticas de las mañanas, en las apariciones sorpresa de la nada para interceptarte camino a tu trabajo.

Pero para ti es como si el tiempo se hubiera reseteado y estuviéramos a principios del año pasado cuando nos conformábamos con intercambiar estados y mensajes esporádicos por las tardes.

Excepto que yo sigo atrapado en aquellas semanas maravillosas que toque el cielo, navegué por el dulce oceáno de tus besos y caricias y parecía que en el mundo solo existíamos tu y yo y enfrentábamos las olas del destino que amenazaban con destruir la tierna ilusión que alimentábamos con caritas de amor, flores y corazones todos los días.

Llegué a encontrar a la mujer que sabía que existía en ti desde que te empecé a conocer aquella tarde en el pasillo del viejo edificio hace nueve años, había confirmado que eras tú lo que nunca esperé pero que era exactamente lo que deseaba.

Aquella que me acostumbró a no darme te quieros como si fueran medallas al mérito, sino que me enseñó que mi único mérito para merecerlos era existir, ser como soy, estar con ella y quererla como solo yo la he podido querer.

Es tu faceta romántica, me dijiste.

Que no debería solo amar a esa mujer por que solo es una parte de tí y que tu eres mas basta y compleja que tan solo aquella figura que me preguntaba a todas horas que hacía y donde estaba por que no estaba con ella en ese instante.

Y es verdad.

Y tienes razón.

Pero no estaba preparado para darle vuelta a la página, no así, no de esa forma, no de la manera en que sucedió.

Ya me había pasado antes, ya había sentido esa caída desde las nubes y me había desarmado y vuelto a armar varias veces y me seguía ilusionando cada vez que alcanzábamos de nuevo esa sensación de brillo infinito, de cariño que ensordece, aturde los sentidos y desemboca nuestras mas íntimas reacciones.

Esa noche nos dejamos sentir, nos sumergimos en nuestras sensaciones, en la lenta caricia de mis manos sobre tu cuello, en las mordidas en mis labios, en los ojos perdidos a ratos y desorbitados en otros.

En la respiración agitada, los apasionados besos que nos robaban el aliento, los abrazos que envolvían tus hombros cuando tu cabeza quedaba detrás de la mía y sentías en tu cuello la suave tibieza de mis labios.

Mis manos jamás se fueron mas allá de tu espalda o tu cintura, permanecían en tu rostro, en tus brazos, enredados en los dedos de las tuyas o calculando el largo de tu cabello con las puras yemas.

Fue especial, fue único, inigualable, una sensación sin comparación, una vibración a través de la espina dorsal hasta las puntas de los dedos, un choque eléctrico que solo se consigue cuando dos almas han decidido juntarse y los cuerpos son lo único que se interpone.

Quería entrar en tu mente, en tus pensamientos, desaparecer juntos de este universo y hacer que el tiempo se fuese al infinito.

Y después, al día siguiente, en aquella desastrosa cita en la que conociste una faceta vergonzosa mía, una que nunca habías visto y de la que ya te había hablado, decidiste meterme en el saco de lo vulgar y lo ordinario.

Me emparejaste al nivel de aquellos que solo buscan meterse en tus bragas por el puro placer mundano de sentir la carne cruda restregarse en sus cuerpos.

Solo de noche, solo a solas, solo a oscuras dijiste que te quería.

Y me ardió la sangre y me quemó el fuego y me tragó el abismo.

Y me destrozaste, me rompiste, me hiciste añicos.

Esta acostumbrado a la caída, a desarmarme y volverme a armar, pero me hiciste polvo, succionaste los restos con una aspiradora y lo revolviste en el fango suntuoso de tu desconfianza, tu desdén, tu enojo, tu molestia y finalmente de tu pena, tu angustia.

Yo sé que pasaste por un mal momento, yo sé que te fue mal y te dijeron cosas feas y tuviste que soportar la pesada carga de nuestro secreto bajo tus hombros y poner la mirada en el piso sufriendo vejaciones.

Y el daño estaba hecho, para ambos.

Tuve que hablarte de mi propia intimidad para que te dieras cuenta que después de todo podrías estar equivocada.

Pero mientras, en ese camino, yo ya estaba herido de gravedad.

No sé si lo notaste, si lo sentiste, si te diste cuenta.

Trate de mantenerme optimista, traté de hacer lo que siempre hago, quitarme el polvo y seguir adelante.

Pero pasé de ser la luz de tus días a un hombre corriente, mañoso cualquiera.

Y dolió, y sigue doliendo.

Y pensé, lo que viví aquellos días es la mujer que el destino me negó, la que si  nos hubiéramos conocido a tiempo nos hubiéramos enamorado y vivido entre emojis amorosos y frases cursis y risas nerviosas por muchos años.

Y recordé que también conociste al yo nervioso, tímido, inseguro y bobo, pusilánime que solía ser cuando estaba en secundaria y prepa, y me menospreciaste.

Recordé que esa tarde me ganaron los nervios, esa tarde que me dijiste que solo funcionaba bajo el amparo de la noche, conociste lo peor de mí y no te gustó ni tantito y eso... eso terminó de devastarme.

Y luego vinieron los celos, y luego revivió mi trauma.

Luego sentí que me estabas metiendo de nuevo al lugar de donde me costó trabajo salir, al del promiscuó que le coquetea a sus compañeras de trabajo.

Y otra vez, como árbol para leña me vine abajo, de nuevo, otra vez con el trauma encima y el dolor a flor de piel.

Poco a poco en estos días he ido sanando.

Las heridas cierran, los dolores no pasan pero se olvidan o se hacen tolerables.

Esa mirada y esa sonrisa que me diste aquella tarde en tu pueblo me volvió a recordar lo bonito que tuvimos.

Pero es eso, solo un recuerdo.

En el libro de tu vida ya le has dado vuelta a la página.

Yo aun la tengo marcada esperando a que algún día volvamos a regresar a ella.

Así que... sí.

Me duele cuando insinúas algo de lo que pasó en aquel frío diciembre.

Me duele cuando olvidas lo que fuimos y solo mencionas lo que dejamos de ser.

Las cicatrices del alma se ponen sensibles cuando el frío se entromete en mis recuerdos y me llegan murmullos de un corazón que tuve en mis manos y que se entregó a mi como yo a él y que aún anhelo volver a acariciar.

Y para este dolor solo tengo una cura.

Eres tu, mi eterno corazón.

Pero tengo miedo de que mi dolor te aleje aun mas.

sábado, 28 de diciembre de 2019

El lugar donde no nací

diciembre 28, 2019 Posted by Don Dramas No comments
Aquel día mis nudillos terminaron mas negros de lo normal.

Aún lo están.

El frío y el sol de 5 horas de viaje terminaron quemándolos.

No me di cuenta hasta que me lo hicieron notar.

Aquella mañana hice mi maleta en media hora, barrí la casa, lavé los trastes y chequé por ultima vez que no dejase nada encendido como es mi mala costumbre.

Me dí un último vistazo en el espejo.

Decidí usar una camisa de manga larga de mezclilla que llevaba mas de un año guardada en el ropero.

Desde que me la regaló mi madre.

Nunca había buscado un momento adecuado para ponerla.

Quería verme bien pero sin exagerar, sin llamar la atención, pasar desapercibido.

Eso nunca iba a suceder.

Me di cuenta de ello desde el primer segundo que las llantas delanteras del vehículo rodaron hacia el centro de la plaza de aquel pueblo.

Cuando salí no esperaba si quiera verte.

Calculé y recalculé la hora, traté de imaginar la cantidad de contratiempos y la velocidad a la que debería ir para encontrarte y aun así estaba convencido que no lo lograría.

"y te haz pintado la sonrisa de carmín
y te haz colgado el bolso que te regalo
y aquel vestido que nunca estrenaste, lo estrenas hoy"

Encendí el estereo y me fui cantando la mitad del camino, por toda la federal hasta antes de llegar al entronque, a terreno desconocido, a donde nunca había manejado.

No sentí miedo, sentí ansiedad.

Quería comerme la carretera, sabía que al final estabas tú, o por lo menos, el lugar que mas te representa, el lugar de donde eres, que te hizo lo que eres y si tu me encantas como no podría encantarme ese lugar.

Justo en la entrada del entronque me detuve a preguntar si iba por la dirección correcta.

Baje el vidrio, baje el volumen de la canción...

"y a su barco le llamó libertad"

Y me fuí hacia ti.

 Pensaba en todas las veces que habrías recorrido esa carretera.

En sol, en lluvia, en días tristes y en días alegres.

Buscando alcanzar una fiesta, buscando alcanzar algún consuelo en tierra de amigos y familia.

En las despedidas que habrías llorado y en los encuentros que anhelabas repetir.

Me di cuenta que el camino mismo era el destino que estaba buscando.

Suspiré, decidí disfrutarlo y traté de impregnarme de la soledad de la carretera, de los árboles y los pocos animales que se atravesaron en mi camino.

Disminuí la velocidad para poder disfrutarlo todo.

Sin darme cuenta mi voz ya estaba de nuevo sonando.

"No sé que tienen tus ojos, no sé que tiene tu boca"
No cabía en mi tanta felicidad por solo estar manejando en medio de la nada, en compañía de nadie.

Trataba de imaginarte conmigo, guiando y riendo de mi, de nosotros, de nuestras ocurrencias.

Recordé aquel ultimo encuentro, aquella noche que desee besarte y abrazarte con todas mis fuerzas.

 Aquella noche que recorríamos el pasillo de aquella plaza y nos aguantábamos las ganas de tomar nuestras manos como cualquiera de los mocosos de la Universidad y mirarnos sin cesar, sin pestañear, hasta que las cejas se cayeran y nos ardieran las pupilas.

Y al final, entre tanto sueño y ensueño, casi me pierdo.

Me detuve cerca de un altar, una pequeña capilla.

Un señor me indico que iba en sentido contrario a donde quería llegar.

Ya lo había sospechado cuando me di cuenta que a medio kilómetro se encontraba el arco que da la bienvenida al próximo estado.

Metí reversa y me eché a correr.
Tenía ya el tiempo encima.

Leí el nombre del pueblo y solté un suspiro.

Lo había logrado.

No te encontré donde suponía pero decidí rodear el parque para hacer un segundo intento.

Y ahí estaba apeado tu vehículo.

Pasé junto de él con el corazón en la mano y los latidos rompiéndome los huesos, bombeando sangre a una velocidad inadecuada para permitir el correcto funcionamiento de las neuronas. Mis ojos temblaban, mis manos sudaban, la boca estaba seca y me intentaba humedecer los labios pensando en si estarías sola.

No lo estabas.

Reconocí a las pequeñas y no tan pequeñas con las que ibas.

Decidí esperar el momento.

Vi por el retrovisor tu reacción al reconocerme.

No podías creerlo.

Me medio miraste por miedo a que notaran tu mirada y me pasaste y te seguí.

Busque donde apearme, no tan lejos pero tampoco tan cerca.

Entre a una tienda por agua y algo para masticar, haciendo tiempo para encontrarte en el momento en el que salieras de donde te metiste.

Y esperé y calculé y sentí las miradas del mundo a mi alrededor.

Me sentí un acosador, excepto que tu sabías que yo estaba ahí y con toda seguridad estabas igual de desesperada por buscar la oportunidad de tenerme de frente.

Y lo estuve y estaba dispuesto a solo sacudir la mano, decirte adiós y regresarme por donde vine.

Pero tu, corazón, lo hiciste de nuevo.

Te bajaste me miraste, me sonreiste y me hablaste con la voz mas dulce que jamás haya podido salir de tus lindos labios.

Miré la constelación de los lunares en tu rostro, los ojitos oscuros que se estremecían entre los míos, tus ganas de decir todo y no poder decir nada.

Te veías igual que siempre, igual de linda, alegre y llena de vida.

No tardamos ni cinco minutos.

El mundo alrededor giraba y se iba haciendo mas pequeño, ahorcándonos con sus miradas.

Todos estaban esperando el momento para juzgar, para hablar, para decir, para hilvanar el chisme que estaban buscando servir esa noche en su cena de navidad.

No les dimos esa oportunidad y al mismo tiempo no nos dimos oportunidad de nada mas.

Aún así fue hermoso.

Jamás había viajado tanto, tan lejos, con tanta alegría.

Estoy acostumbrado a hibernar en donde me siento más cómodo, donde se donde encontrar cada utensilio y herramienta necesaria para pasarmela tranquilo.

Acostumbrado a no ir en donde no conozco.

Que clase de fuerza tienes sobre de mi, que clase de sentimiento nace dentro de mí, que me impulsa desde mis entrañas a realizar hazañas para adornarte entre laureles, vivas y bravos y hurras, tu mi dulcínea y yo el don Quijote de mis delirios.

Morir por un instante, vivir para siempre en tu corazón y poder revivir esos momentos que paso contigo.

Fue una despedida con ganas de quedarse.

Cruce la calle haciendo como que aun no encontraba lo que buscaba y empecé a caminar.

Y de nuevo empecé a imaginar y a disfrutar del lugar.

Cuantas veces no habrias pasado por donde mis zapatos estaban andando, en cuantas de estas esquinas no corriste de alegría, de emoción, de travesura.

De la mano de tu madre, de tu padre, en compañia de tus hermanos, hermanas o primos.

Cuantas bromas, chistes y malos entendidos no habrán retumbado de tu voz sobre la acera empedrada de la calle.

Llegué andando de aquí a allá en donde te imaginé salir con tu vestido largo de color casi blanco.

De donde debí salir yo de tu mano.

Tome una foto de la iglesia.

Cuantas veces no habrías salido de allí, a veces con cara de fastidio, otras alegre y unas mas acongojada.

El pueblo entero me sabía a ti.

A tus humores, a tu vida.

En cada rincón estabas tu y en cada soplido del viento se recitaba tu nombre.

Subí a mi vehículo y me fuí por donde llegué.

Me fuí callado recordando cada detalle de ti, de tus palabras, de tu pueblo.

Me fuí pero una parte de mi corazón se quedó.

Es allí donde yo pertenecía.

El lugar donde no nací, el lugar donde no crecí, el lugar donde no pude estar para enamorarte saliendo de la escuela, donde no pude acompañarte en la fila de las tortillas o comprando el refresco en la tienda, el lugar donde no pudimos escondernos para llenarnos de besos en cada esquina, donde tus caricias no pudieron alcanzarme, donde tu voz jamás a dicho mi nombre ni conjurado tus te quieros ni palabras dulces para mi.

Donde tus suspiros fueron reservados para alguien más, donde tus primeras inquitudes fueron saciadas en los brazos de quien no fui yo.

Estuve ahí, para ti, en cuerpo y alma, como te lo prometí.

Allí, en el lugar donde no nací pero donde mi corazón prevalece y añora una vida que no tuve.








martes, 8 de octubre de 2019

A través del cristal

octubre 08, 2019 Posted by Don Dramas No comments
Alcanzo a verlo corazón.

Los colores que envuelven tu mundo, aquellos que tu escogiste para pintarlo y aquellos que llegaron a ti sin pedirlo. 

Puedo oírlo, corazón.

El ritmo, el tono, la armonía, la métrica de la melodía, de la música que envuelve tu universo. El timbre de las voces que te alegran, te hacen bailar o te deprimen o te entristecen.

Conozco la galaxia en la que vives, las estrellas con las que te rodeas, los planetas que habitas, los soles que se extinguieron en tu largo camino hacia mí.

Comprendo tu sistema solar, en el que eres mi luna y yo tu sol.

Y lo entiendo, y lo sé, y lo conozco por que tu me hablas de todo ello.

Por que de algún modo tu amor y tu confianza se han depositado en mi humilde ser y los guardo como un tesoro y cada día trato de evitar el decepcionarte, evitar creer que te equivocaste conmigo, con todas las oportunidades que nos has dado.

Puedo saberlo a través de tus voz y tus letras.

Tu voz que espero cada mañana, cada medio día, cada tarde y a veces... muy a veces, cuando se alinean todos lo universos paralelos, también en las noches.

La luna es nuestra mensajera y el vacío espacio entre las estrellas nuestro camino hacía la imaginación y nuestros pensamientos.

Pero siento que vivo en una burbuja.

Una burbuja que flota a tu alrededor y te acompaña a donde vayas.

Una burbuja de cristal que me permite ver pasar tu vida a través de mis ojos pero que no me permite acercarme lo suficiente para llenarte con el calor de cada latido de mi corazón.

Usualmente no me resulta molesto o incómodo.

La mayor parte de las veces lo he llegado a aceptar como nuestro destino: estar juntos sin poder estarlo.

Y doy gracias a las enormes fuerzas azarosas de esta dimensión el que nos hayamos encontrado y agradezco poder saber de ti pese a cualquier circunstancia.

Pero hay días, como hoy, en los que quisiera pasar a través del cristal.

Tomar tu mano y llevarte firme a enfrentar tus miedos.

Mirar tu rostro, hacia el infinito y oscuro misterio de tus ojos y decirte muy bajito que todo va a estar bien.

Hay noches como esta que quisiera adormecerte acariciando tu cabello mientras te desmayas y me dices que me quieres y te susurro dulcemente que el alivio llegará pronto.

Que el dolor es pasajero y el miedo no es de los cobardes, por que cobardía no es enfrentar la vida con miedo sino dejar de vivirla sometida por él.

Y tu eres mi pequeña guerrera, mi mujercita que no se doblega aun que su cabeza este mas llena de dudas que de certidumbres.

Solo por hoy quisiera salir del cristal.

Aun que sea por hoy desearía poder estar contigo para darte consuelo y alivio en este momento.

Pero no es así, no es posible y ni aun que encuentre mil lamentos en esta noche lluviosa y opaca no se habrá de cumplir mi deseo.

Así que hago lo mejor que puedo, pasar a través del cristal con mis letras y buscar tu alma y tus sueños a partir de ellas para decirte que eres mi eterno corazón, que nunca olvides que mi cariño te protege y que ojalá y mi recuerdo te ofrezca la calma donde mi presencia no te alcanza y el aroma de mis besos se impregne en tu frente cansada, en tu mejilla acanelada y te de la paz que mi voz no puede darte por estar tan lejos.

Por esta noche esta burbuja caerá una vez, mas fracturada con cada línea...

Por esta noche una vez más, buscaré llegar a tu realidad para darte las buenas noches, dulces sueños y que sepas que estoy junto a ti desde aquí para darte consuelo.

Esta noche quiero decirte una vez mas... Nunca olvides que te quiero.

jueves, 3 de octubre de 2019

Dos Palabras

octubre 03, 2019 Posted by Don Dramas No comments
Lo veo.

Lo siento.

Lo percibo.

Han sido días extraños en los que nos hemos dado cuenta que a pesar de las circunstancias hay algo en nosotros que nos une, que nos atrae, que no nos permite decir adiós.

En cada gesto tuyo se articula un mensaje.

Cuando inclinas la cabeza hacia a un lado y tus pequeños ojos rasgados se encuentran con los míos y los lunares de tus labios se tuercen dibujando una media luna que adorna tu rostros con una enorme sonrisa.

En tu voz al decir "hola".

En tus labios cuando me dicen "besos".

En nuestra constante e incansable búsqueda por encontrarnos el uno por el otro.

En una odisea que no cesa, que se repite gustosamente cada día, tratando de coordinar tiempos, momentos, horas, situaciones.

En todo ello hay un mensaje.

El mismo que yo te envío confusamente entre mi preocupación por ti, por lo que te estresa, por los que quieres y por lo que luchas. 

Aún tratando de contenerme, de no pasarme, de mantenerme en línea por temor a no ser contestado.

Hay dos palabras flotando en el aire.

Son cosas que ya no decimos o que evitamos con frecuencia.

Tu por miedo a decirlo y que todo salga mal de nuevo.

Yo por decirlo y que no me contestes.

La mente es tan rara, que aun que reciba el mensaje de muchas formas es necesario pronunciar las palabras para sentirse satisfecho.

Aun así, corazón, quiero decirte que mis oídos necios lo buscan y mi cerebro desea que la información llegue a él a través de ellos, pero mi corazón si entiende el mensaje.

Mi corazón sabe, igual que el tuyo, que no hay mejor forma de comunicarse que con las acciones, con los hechos, mas que con las palabras.

Te quiero.

Es el murmullo que se lleva el viento entre las ramas de los árboles, entre la brisa de cada mañana, entre las olas del malecón, entre el sol incesante del medio día.

Te quiero.

Es el mensaje que sale desde tu corazón hasta el mío y del mío hasta el tuyo y que llega hasta nosotros de formas distintas.

Te quiero.

Es lo que ya sabes y espero que no lo hayas olvidado aun que mis labios tiemblen por no decirlo, aun que mi corazón se haga chiquito por amordazarme las palabras y tragarme la lengua, aun que el nudo que se me hace en la garganta y que me pesa en el estómago, en las vísceras y que hace mas pesado mi andar, mi ánimo y mis pensamientos hagan que me reuse a decirlo.

Son las dos palabras que tenían que salir de mí esta noche por que si no las expreso de algún modo, siento que un huracán y un incendio me consumen el sentimiento y me matan por dentro.

Te quiero.

Y siempre te querré, mi eterno corazón.


lunes, 30 de septiembre de 2019

Arroz con Leche

septiembre 30, 2019 Posted by Don Dramas No comments
Esa fue la última vez que te vi.

El brillo en los ojos, la sonrisa en tus labios y sus roces con los míos, la última vez que el dulce tono de tu voz acarició mis oídos con cada palabra.

Es así como te recuerdo.

Con tu blusa bordada y el suave olor de tu cuerpo impregnando tu piel, ese olor que me hace soñar y que de repente se me aparece como un fantasma en mis noches cansadas.

El olor que me persigue y no me suelta, que me impulsa de un salto a salir de mi ensueño y me pierde por un instante en una realidad distinta, ahora apagada.

Es así como te imagino.

Con los lunares de tu rostro recreando una constelación que rodea tu hermosa sonrisa, con esos pómulos resaltados que tanto me gustan besar. 

Con nuestra piel canela juntándose, tu mano entre las mías, tus ojos perdidos en la inmensidad de mi adoración.

Es esa la imagen que aun llevo.

Es curioso imaginar que en el lugar donde todo volvió a empezar se dió nuestro último encuentro.

Llevabas en tu mano un recipiente de plástico delgado y transparente que aún recuerdo.

El corazón me saltaba de emoción, quería probar aquello que preparaste con tanto amor y tu no disimulabas tu desesperación por saber que diría.

Y lo quise guardar para disfrutarlo a solas, sin el mundo, cerrando los ojos para absorber cada grano y cada gota que representaban tu cariño.

Créelo lo así lo hice.

Pero ya no pude decirte cuanto me había gustado, ni explicarte cuanto me había emocionado el probarlo. 

Tu ya no estabas cuando lo dije.

Ya te habías ido, te habías perdido, desvanecido, ocultado.

Ya no te dije con cuanto cariño saboreaba cada bocado, imaginando tus manos moverse en el calor de la cocina, con tus labios simulando una media luna, preguntándote si en verdad me lo darías o si en verdad lo comería.

Ya no te pude dar las gracias.

Era tu amor en un mediano vaso de plástico transparente.

Te extraño.

Extraño no saber que me dirías o como reaccionarías.

Sufro tratando de imaginar tus reacciones, de incredulidad tal vez, de asombro, de complacencia o simplemente sabiendo que no sería capaz de decir algo malo de él.

La verdad es que me gustó y al igual que el olor de tu piel, o el sabor de tu aliento, o el dulce de tus labios, no logro olvidarlo.

Pero los hubiera no existen y ahora nunca sabré que hubiese sucedido después de ellos.

Te fuiste.

Por mi culpa.

Por un trauma del que tu sembraste la semilla y que se fue alimentando con tus caprichos ocasionales, mi sed de drama y un poquito de paranoia.

Y aún te sigo esperando.

Aún deseo que regreses.

Ven, que te quiero decir que aún se me antoja un poquito más de tu arroz con leche.

viernes, 27 de septiembre de 2019

Días perdidos

septiembre 27, 2019 Posted by Don Dramas No comments
Los días pasaron y se hicieron años.

Las estaciones se fueron acumulando: muchas primaveras, largos veranos, tristes otoños pero sobre todo incontables y fríos inviernos.

Un invierno te fuiste y creí perderte para siempre.

Y solo fue el inicio de la primavera de nuestra relación.

Atrás quedaron los días felices, los días tristes, los días que peleamos y los días que nos divertimos sin saber que eran los mejores días que pudimos haber tenido, los días en que podíamos tomarnos de las manos y olvidarnos por horas del mundo... Y no supimos aprovecharlos.

Éramos jóvenes, con muchos miedos y fobias.

Es curioso como ahora que menos tenemos tiempo es que mejor hemos podido disfrutarlo.

Hemos tenido días cortos pero intensos.

Días en los que poco a poco te has ido acercando a mí, en que poco a poco has ido perdiendo el miedo y te has entregado por completo. En que tu voluntad se doblega junto con la mía, en que olvidamos el mundo y creamos uno propio. 

Días cuyas noches cae el telón para cerrar un capítulo de amor en nuestra historia, solo para esperar las horas que nos separan para volver a subirlo y esperar los buenos días.

Éstas últimas semanas han sido sin duda de nuestros mejores días.

Apenas y nos hemos visto, pero nuestros corazones se han acercado tanto, han convivido tanto, se han entendido tanto que por instantes, por segundos, por un cachito de vida fueron uno y el mismo.

Se dieron tanto cariño, tanto amor.

Han sido mis mejores días en tanto tiempo que no he podido recordar.

Hemos reído a carcajadas, intercambiado secretos, contado fantasías, sueños, anhelos e ilusiones.

Hemos compartido consejos, ayudado el uno al otro.

Hemos metido el hombro para salir adelante en esta dura, terrible y cansada vida.

He llorado tus penas, entristecido por tus pérdidas.

Alegrado por los regresos que te emocionan y sufrido tus mismas decepciones.

Has sentido mis decepciones, el peso de mis responsabilidades, el dolor de mis preocupaciones.

Nos hemos levantado juntos, como un equipo aun que a distancia.

No, corazón, ésto no ha sido una ilusión.

Te lo enumero todo para que te des cuenta de lo real que es, que somos.

Para que sepas cuanto hemos hecho y avanzado juntos y aun que creas que son solo sueños vagos de una vida que no pudimos tener, en realidad son hechos. Son momentos vividos, sentimientos convertidos en acciones que van mas allá de las palabras.

No son promesas perdidas en la inmensidad del tiempo, llevadas por el aire, por el frío viento de la lluvia.

Son conversaciones a veces de todo, a veces de nada, a veces profundas y a veces simplemente para divertirnos.

Conozco ya que mueve tus creencias, quienes mueven tus acciones, de donde salen tus ideas, conozco tu sufrimiento, tu tristeza y hasta tu enojo.

En estas últimas semanas corazón han sido de días perdidos.

Pero no días perdidos de que no los hayas podido encontrar.

Son días perdidos en mí, en mi corazón.

Te perdiste en mi cariño y desnudaste tu alma.

Y yo te entregué la mía, mis ilusiones, mis sueños.

Nos entregamos y sin darnos cuenta vivimos un cachito de la vida que se nos negó.

Somos mas pareja tu y yo que muchas parejas que conocemos.

Por ello, por la confianza que me has depositado, por los días que has perdido en mí, por lo que vivimos, por los besos que nos dimos, por los abrazos que nos faltaron, por las sonrisas que me regalaste, por la dicha de rozar nuestros brazos sin poder tocarnos, por el cariño con que me invitaste algo que preparaste, por todo ello es que te quiero con la intensidad de mil soles y con esa misma intensidad es que mi corazón sufre por perderte, por perder los días que nos quedan.

Por que mi corazón se desvanece, se desmaya y se fatiga si no se puede perder en ti.

Por que sufre mas que todos los seres vivos del universo entero si estos días que nos quedan son días perdidos, días sin ti, sin ser lo que fuimos, lo que somos, lo que siempre seremos: tu mi eterna luna, mi eterno corazón y yo el sol que te quema y te derrite con la intensidad de miles de estrellas.

Por que no me importa si sufro por algunos detalles de tu golpeado corazón que a veces me lastima, sufro más y hasta morir si no se pierde en mis contados días contigo.





lunes, 23 de septiembre de 2019

Promesas nunca hechas

septiembre 23, 2019 Posted by Don Dramas No comments
Aún nos quedan cosas por vivir corazón.

Desde que regresé, después de aquella llamada, empecé a decírtelo cada que querías irte.

Hay muchas cosas que aún no me han pasado y quiero que todas me pasen contigo.

Has sido mi primera vez para tantas y se ha sentido como la primera para otras.

Es algo que para mi edad debería sentir cierta pena de admitir, pero ya sabes que contigo he perdido toda vergüenza, toda desfachatez. Soy un libro abierto, no hay nada que pueda callarme, ni nada que intente omitir.

Para bien o para mal.

Es de las pocas cosas en que si somos diferentes, en que se nota que estamos en la misma moneda aun que en diferente cara.

Somos un volcán colisionando con un tornado. La misma intensidad que nos une, luego nos daña y nos repele. Sentir tanto, tanto y en tan poco tiempo son las llaves de los candados de nuestro corazón y a la vez son las espinas que luego nos impiden acercarnos mucho.

Cada paso hacía adelante es un paso también al sufrimiento.

Y de cierto modo lo hemos aceptado.

Por que nada se compara a esa intensidad que sentimos.

Por ratos, por momentos, llegué a pensar que la brevedad de nuestros encuentros era la razón de esa sensación de cargar con el universo en el corazón. Esa sensación de llevar las estrellas en la piel y que provoca que cada toque entre nosotros se sienta como si colapsaran al encontrarse, produciendo agujeros negros de emociones desenfrenadas, tragándose nuestra soledad, nuestro dolor, nuestro pesimismo y sarcasmo por el mundo. Ralentizando el tiempo, doblando el espacio, emergiendo de nuestros labios una luz inconmensurable que nos eriza el cuerpo y nos transforma en locos enamorados.

No pensé que ese estado de emoción infinita pudiese durar mas de 5, 10 o 20 minutos.

Y se extendió.

Se extendió casi una hora, en el lugar menos pensado.

Ya te he dicho lo que sentí esa tarde y estas letras son la prueba de que aún no lo supero.

Te tuve ahí, junto a mí, en una fantasía que jamás hubiera soñado.

Y soportaría mil veces cualquier sufrimiento que nuestras espinas nos pudiesen provocar por vivir otra experiencia como aquella contigo.

Por que la verdad es que nos lastimamos por que no nos tenemos.

Recibes dolor de mi ausencia como yo de la tuya y se termina reflejando de algún modo.

Eso no significa que no nos querramos.

Significa que nos queremos demasiado en una circunstancia que no deberíamos.

Pero que al menos yo, no cambiaría por nada del mundo.

Hemos vivido sin planes ni promesas, por que las primeras se caen y las segundas las detestas.

Nunca nos prometimos hacernos felices pero lo hicimos.

Nunca nos juramos querernos eternamente, pero cada encuentro nos lleva al infinito.

Nunca prometí escribirte y te volviste la musa de cada palabra.

No nos unen las promesas.

Nos une un "te quiero", un "te extraño" y un "igual" que encierra lo que es nuestra vida.

Nos une la esperanza de un beso vagabundo encontrándose con tus labios y muriendo en un suspiro.

Nos une la promesa nunca hecha de que yo soy tu y tu eres yo, por que los corazones que se quieren con sinceridad no necesitan promesas.
 





martes, 17 de septiembre de 2019

Luz de luna

septiembre 17, 2019 Posted by Don Dramas No comments
Me desarmas.

Me deshaces.

Me vulneras y me conquistas en cada llamada, en cada escrito, en cada mirada.

Haces que mi lógica desaparezca, que mi razón se haga pedazos.

Mujercita, me enamoras en cada latido.

Haces que olvide cualquier angustia, pena o disgusto, aún si es contigo.

Es la rendición de mi voluntad hacia ti lo que debería hacerme sentir miedo o pánico, pero la verdad es que es una rendición mutua.

Tu cariño es tan grande como el mío.

Desdoblas tu universo para hacerme entrar en él como yo lo hago con el mío.

Dos caras de la misma moneda.

Hemos empezado a aceptar no solo nuestra cara bonita, la cara linda, la cara descansada y lavada, la que solo trae alegría, dicha y regocijo.

Hemos aprendido a ver nuestros propios errores reflejados en el carácter del otro.

Las mismas fallas, las mismas dolencias, los mismos desafíos, miedos y angustias.

Estos tres días han sido terribles y al mismo tiempo nos han ayudado a conocernos mejor.

No hay nada mas valioso que un te quiero, incluso sabiendo el hoyo tan oscuro, profundo y prolongado y lleno de angustia que podemos provocar. Es el roce natural de dos corazones que se aman con locura por que con locura igual se habrán de golpear, es la fricción de sentir a mil kilómetros por segundo lo que en un momento nos puede llegar a despedazar.

Y sin embargo, sin importar que tan difícil llegue a ser nuestro carácter o que tan enredado el malentendido o que tan profunda la herida provocada sin intención, nos hemos mantenido en respeto mutuo.

Respeto en los momentos mas difíciles, comprensión y sobre todo amor.

Comprensión es lo que  a veces nos cuesta mas trabajo, sacar la cabeza de nuestro propio entendimiento, asumir sin conocer, sin preguntar, dar por hecho mi verdad y mi forma de ver la realidad.

Esta es mi manera de decirte discúlpame y gracias.

Disculpas por tardar en entender y gracias por hacerlo tu también.

Hoy, bajo la fuerte y fría lluvia.

Hoy, bajo la noche sin estrellas, bajo la luna oculta por las nubes, bajo los terribles truenos y relámpagos que hacían tiritar mis cansados huesos.

Hoy pude sentir el abrazo que no pudimos darnos y el beso romántico bajo la incesante lluvia que la vida nos negó.

Hoy pude sentir una luz, esa luz tenue y cálida de tu cariño, de tu corazón, que no me deja, no me abandona, que me guía y me da fuerza para continuar.

Hoy sé que todo está bien.

Hoy sé que a pesar de la tormenta me sigue iluminando tu luz de luna.